El medioambiente, la contaminación por plásticos, microplásticos… ¡y una mierda!

Pues así de claro, los plásticos y los microplásticos no son los que están contaminando nuestros mares ni nuestros ecosistemas. Los plásticos no contaminan, contaminamos nosotros. Nosotros somos los marranos.

Pero, para los medios, es mejor ser sensacionalista y hablar desde el desconocimiento que analizar un poco,  intentar revertir  la situación en la medida de lo posible y dejar de producir residuos plásticos que luego son mal gestionados.

Los plásticos tienen muchas ventajas en muchos sectores. Por su ligereza, por sus propiedades mecánicas o químicas, pueden ser empleados en piezas estructurales, con fuertes requisitos de resistencia térmica u otros usos técnicos. Pero también para algo tan sencillo como puede ser un juguete seguro para un bebé.

En muchas aplicaciones, la sustitución de unos materiales por otros equivalentes en plástico puede suponer importantes reducciones de pesos. Por ejemplo en el sector aeronáutico o en automoción, logrando altos estándares de calidad. Otro caso podría ser el de su empleo con finalidad en la  seguridad alimentaria.

Si analizamos la situación desde el principio, debemos saber lo que queremos, partir de un ecodiseño, pensar en qué necesitamos, para qué finalidad, con qué propiedades y, al final de su vida útil, cómo nos vamos a deshacer de ello, preferiblemente mediante su reutilización. Vital aquí los conceptos de reducción de material en la medida de lo posible y el de economía circular.

En esta etapa, también debemos contemplar la industrialización. El cómo puedo producir con mayor facilidad, con menores consumos energéticos, con menos residuos generados y optimizando. Es tan importante como considerar los costes de proceso y producto.

Y luego,  llegado el momento final de su vida útil, contemplar la reutilización y, en su caso, el reciclaje.

Hasta aquí, claro y sencillo. Esto es hablar de plástico.

Pasemos ahora a hablar de #ACTitud. Como seres humanos, en nuestro mundo, ¿cómo podemos llegar a ser tan sucios y viles que destruimos lo que nos rodea? y ¿qué vamos a dejar a las generaciones venideras?

Aquí, el factor educacional juega vital importancia. Por mi, menos demagogia con la contaminación por plásticos, más formación y sensibilización a nivel internacional en todo lo que nos rodea, en su conservación y respeto, en minimizar consumos de recursos y en no generar residuos en la medida de nuestras posibilidades. Después, ciencia, tecnología e I+D+i para reciclar.

Y por dar el aporte sinérgico con la empresa, cuando vas a contratar, ¿qué necesidades tienes? ¿qué equipo tienes? ¿cómo los contratas? ¿para qué? ¿cómo es su día a día con los fines planificados? ¿cómo los reciclas y les proporcionas mayor versatilidad? Y, por último, al final de su etapa profesional contigo, ¿cómo gestionas su salida? Ésto, también es generar #EmpresaconAlma.

Así que, a la vista de la foto de Andrés de La Ossa  , en esta vida, ¡no seas guarro!

6 respuestas a «El medioambiente, la contaminación por plásticos, microplásticos… ¡y una mierda!»

  1. …y cómo reciclamos o recuperamos a tantas personas válidas que ¿Han llegado al final de si «vida útil»..?
    🙂

    1. Hola, Nacho. Gracias por comentar.
      El final de su vida útil puede ser una jubilación directamente o porque, como cada vez ocurre más, fianlizan los proyectos.
      En el primer caso, es obvio, facilitar la salida y que esa persona se lleve un grato recuerdo de su estancia con nosotros. Eso, también hace equipo y motiva a los que quedamos, es de #EmrpesaconAlma.
      Si lo que se acaba es el trabajo de la persona, cuando ésta es valorada, tenemos que prever la situación, reorientarla a otras funciones y responsabilidades, hacer rotación de puestos y buscar cómo motivar para que no perder gente válida en nuestra organización. Desde la dirección, es nuestra responsbilidad cuidar de los nuestros y buscar dónde y cómo aprovechar esos mirlos.

  2. la libertad individual del individuo no lo justifica todo. El plástico desde la perspectiva humana tiene una buena justificación, puede ser usado racionalmente en todo su ciclo de vida, pero en la ecuación hay que integrar el posible error de mal uso y como estarás de acuerdo conmigo ha sido superado con creces y nadie ha hecho nada al respecto. Los envases individuales de yogur aparecieron en 1964, Jacques Cousteau denunció en 1976 su particular impacto, al igual que lo hizo con muchas otras cosas (como las explosiones atómicas submarinas, cuya contaminación calculada supera en 100 veces la «mierda» plástica de los océanos) . Pero la especie humana no ha demostrado madurez de uso y si bien la base teórica es plausible no lo es la implementación práctica y es por los hechos que nos juzgan.

    1. Cierto, Aitor, gracias por comentar.
      Es una pena que seamos tan poco consecuentes con el medio que nos mantiene y sostiene y no seamos capaces, de un modo natural, de hacer bien las cosas.

  3. Hola Ángel, nuestra forma de ser y ver la vida se refleja en cada uno de nuestros actos personales y profesionales. Y eso depende de la calidad personal. ¿Buscamos nuestro beneficio o disfrute individual, sin importarnos el ajeno, o en esa búsqueda del sentirnos bien, útiles y felices en cada ámbito, somos capaces de aplicar un comportamiento limpio, una acciones éticas y empáticas? Que cada uno se mire en su interior.
    Buen artículo para reflexionar. Muchas gracias.

    1. ¡Qué buena relfexión! Gracias, Tania.
      Pues sí, a ver si somos capaces de dejar de mirarnos tanto el ombligo y de ser cómodos y nos autoexigimos un poco más, con transparencia y ética. ¡Vamos a ello! Un abrazo

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