Porque el vino a veces no es tan malo. Puede faltarle un poco de chispa, estar ya un poco alto de temperatura, estar en su curva de bajada organoléptica lógica en el tiempo. A nuestros equipos y personas a veces les puede pasar lo mismo.
Tenemos entonces tres opciones: tirarlo, dejarlo avinagrar para darle un segundo uso de menor valor o intentar salvarlo con un poco de “mejorante” (vamos, gaseosa), cuando estamos a tiempo.
En nuestros equipos pasa lo mismo. También tenemos tres opciones. La primera, deshacernos de él. En segundo lugar, dejarlo pasar y que, te lo aseguro, vaya a peor y se acabe «picando» definitivamente. Y por último, si no es demasiado tarde, echarle un poco de gaseosa, que haga una nueva persona, más fresca, con más alegría y chispa. Para ello, a veces los recursos no son excesivos.
Hoooola, amigo Ángel,
Espero que no sea algo parecido a «Enriquecer la relación» .
Un abrazo, amigo,
¡Audaz comentario! Y, sí, puestos a ello, ¡toda relación necesita un poco esa chispa de vez en cuando!
Un abrazo