Nunca sabes lo que está pasando, pensando o sintiendo quien tienes enfrente. Por lo tanto, no emitas juicios al respecto.
Antes de nada, en cualquier situación de liderazgo de equipos, procura conocer a los tuyos, pero no de forma general y cómo lo llevas haciendo hace tiempo. Hazlo siendo consciente de su realidad en cada momento, en cada tiempo que estás con la persona.
Tenemos un montón de factores personales o forma de tomarnos las cosas que pueden hacer variar nuestro punto de vista de un día a otro. Nuestro equipo, también.
No te centres únicamente en analizar números y datos objetivos. Contempla situaciones personales y sé conocedor de los sentimientos que puede tener la otra parte, qué es lo que realmente quiere y dónde está su banda de comodidad, no la transgredas. (Esto también debes considerarlo en tus negociaciones).
Y como siempre, para ello, tienes que partir de ti, de tu autoconocimiento, para saber qué puedes aportar y hasta dónde estás dispuesto a llegar.
Por ello, nunca emitas prejuicios sobre nadie ni sobre el resultado de sus acciones si no conoces todo lo que hay detrás y por qué motivo se ha decidido por esa opción.
Seguro que alguna vez has metido la pata -como todos-. Por ejemplo, poniéndote nervioso por no recibir un informe de alguien de tu equipo, un mail de un cliente o una llamada de teléfono. En ese momento ya te posicionas con el hacha de guerra levantado, cuando el problema es que a esa persona le ha ocurrido algo grave por lo que no lo ha podido hacer y, cuando te enteras, te sientes mal y te haces consciente de que te habías obcecado con lo que tú querías y no habías considerado a la otra persona.
¿Te has sentido así alguna vez? ¿Has fallado alguna vez por un prejuicio? ¿Se han confundido contigo y te han exigido algo en momentos así?
Por otra parte, ¿te comunicas bien con los tuyos? ¿Eres claro con ellos transmitiendo cómo estás y lo que necesitas? ¿Escuchas o estás atento a las situaciones personales, momentáneas o permanentes, de tu equipo?
De nuevo contamos con una buena foto de Andrés de La Ossa para ilustrar este artículo.
Muy buenas reflexiones, el sistema en que trabajamos nos hace olvidar a veces que estamos trabajando con personas y que eso es lo más importante
Así es, María. Muchas gracias. Personas, personas y personas. Con ellas trabajamos siempre.