Es algo obvio, pero con el cliente siempre tenemos que estar a tope, e incluso un poco más allá. Siempre tenemos que tener ese puntito de extra que nos haga estar más atentos aún a ellos.
Esto implica muchas cosas, pero sobre todo atención, agudeza, capacidad de reacción y la virtud de la improvisación.
Por ello, aunque estemos con un cliente de larga trayectoria, con un cliente – amigo, cuando trabajamos con él, le presentamos una propuesta, gestionando un proyecto, una reclamación, un cambio en el proceso, debemos tener esa bolita inquieta en el estómago, como aquella tensión de las primeras reuniones cuando veíamos que las cosas podían avanzar. Hará que nuestra #ACTitud hacia sus necesidades siga siendo diferenciadora, porque también innovaremos con él.
Por el contrario, si nos relajamos, si pensamos que ya está todo hecho, que será todo como siempre, que tendremos lo mismos inputs que en otras ocasiones y le daremos las soluciones a las que está acostumbrado, puede ser que entonces dejemos de darle el valor que necesite.
Transmitamos también esta inquietud a nuestro equipo, lideremos ese picante y dejaremos buen sabor de boca durante mucho más tiempo.
Y, de nuevo, volvemos a contar, cuestión que agradezco con una gran foto de Andrés de La Ossa .
Siempre en la diana Angel
Gracias, Miguel. ¡Viniendo de un profesional de las ventas y de la #ACTitud como tú, todo un piropo!
Podría traducirse como prestar la atención debida por respeto a otra persona por el simple hecho de querer comunicarse contigo. Lo asombroso es que estas cosas nos llamen la atención y que tengamos que hablar de ellas. Gran reflexión.
Gracias, Aitor. Tú #ACTitud de escucha es muy buena y la de sumar también. Cosas tan sencillas como estar atento a los demás, a sus necesidades y poder incluso en algún momento intuir qué les puede gustar no es tan difícil. Como otras #ACTitudes, se puede entrenar y el trabajo personal mejora habilidades. En el caso de la venta, del cliente, aunque tengamos una relación distendida y de largo tiempo, no podemos permitirnos el relajarnos y dejarnos llevar, tenemos que mantener esa chispa de los primeros encuentros. Un abrazo
Un cliente me solías decir:
«-Tú nunca das una puntada sin hilo»…
Cierto.
Así es, Nacho. Hay que estar pendientes de todo, porque esa puntada es la diferencia en el valor que le aportas a tu cliente.
Un abrazo